viernes, 17 de febrero de 2017

EL ALMA DE LA CREACIÓN

La copa vacía, 1948 

El alma, como un agua viviente, con la puntualidad y fatalidad de un agua viviente, inundadora, acude a llenar esas concavidades que, aquí o allí, han quedado dispuestas para recibirla; el alma acude (cuando acude) como un... merecimiento -por eso no podemos salir, desaforadamente,como bárbaros cruzados, en su persecución y conquista, sino esperarla tranquilos, pasivos, limpios, por si ella, por propia, piadosa, armoniosa voluntad, quiere buenamente acudir, venir y aposentarse en nosotros, habitarnos-; el alma acude (cuando acude) en donación, en gracia; no tenemos alma, la alcanzamos (cuando nos es dado alcanzarla), o mejor, nos alcanza (cuando nos alcanza). El alma acude a nosotros (cuando acude) y más raramente aún, acude también a esas obras que, en realidad de verdad, no son obras, sino, seres, es decir, esas obras nuestras que ni son obras ni son nuestras.

R.G., Velázquez, 1977. 

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